PORTUGAL: OPORTO Y LISBOA

Hacia tiempo que me rondaba por la cabeza un tour por Portugal, conocer Oporto y Lisboa y algún pueblito que nos diera tiempo entre excursión y excursión. Este año por fin lo hicimos y, aunque solo fuimos 5 días y no nos dio tiempo a mucho, la experiencia fue digna de repetir.

Intentaré relataros nuestro viaje, que fue en coche desde Madrid, pero que también hay otra opción de ir en avión a Oporto, alquilar un coche, y volver en avión desde Lisboa (por ejemplo). Para mí el coche te da una independencia que no te da el avión, y por eso me gusta más esta idea.

Salimos sobre las 9 de la mañana desde Madrid hacia Oporto, por Salamanca – Ciudad Rodrigo. En Fuentes de Oñoro – VilaFormoso, continuando por la A25 (a unos kilómetros ya en tierras portuguesas), está el peaje dónde poder asociar la tarjeta de crédito a los peajes electrónicos (hay que estar un poco atentos una vez pasada la frontera). Con este sistema nos evitaremos problemas en muchas autovías, pues directamente se carga el importe del peaje en la tarjeta asociada. Sin embargo, hay que tener especial cuidado en los peajes tradicionales, dónde este sistema no funciona y hay que coger el correspondiente ticket que se abona después antes de abrir la barrera (como en España, vaya).

En este camino, comimos en Viseu, a unos 130 km de Oporto, en un lugar llamado Mesa d’alegria (Rua da Vitoria, 21). El pueblo de Viseu, en sí, tiene su encanto, aunque tampoco es gran cosa. El restaurante lo localicé por TripAdvisor y me encantó: Un menú completo por 7€, con un primero (sin elección, en nuestro caso fue una sopa de espinacas que estaba sorprendentemente buena) y a elegir el 2º entre carne y pescado, el postre casero y muy rico. Un menú muy bueno aunque no muy abundante.

Después de comer emprendimos marcha de nuevo hacia Oporto, llegando sobre las 17:30h o así más o menos.

OPORTO

En Oporto nos alojamos en el Hotel Stay Porto Centro Trindade (Rua de Gonçalo Cristovão 111, União de Freguesias do Centro), un hotel totalmente reformado, con un personal super amable y a una distancia de 15 min andando al centro de Oporto y de 5 min del metro de Trindade. Al lado del hotel hay un aparcamiento, cuya entrada está un poco difícil de acceder, dónde podéis dejar el coche con bonos de 48h por precios asequibles (si no recuerdo mal, me costó 13€ el bono de 48h); para ello, sólo hay que acercarse a la garita principal del parking y solicitar el bono desde que dejéis el coche.

Habíamos contratado un free tour con Sandemans para el día siguiente (http://www.neweuropetours.eu/porto/es/home?date=28/10/2018&tour=160303), por lo que esa tarde nos fuimos a dar una vuelta y situarnos dónde salía el free tour. Éste salía de la Estatua de Antonio Ferreira Gomes, al lado justo de la Torre dos clerigos y el Jardim da Cordoaria. Desde ahí fuimos paseando por la Av. Dom Afonso Henriques, dónde os encontrais con la Catedral de Oporto, y finalizamos en el Puente Luiz I, uno de los imprescindibles de esta ciudad y dónde se obtiene una panorámica espectacular tanto de la Ribeira do Douro como de Vila Nova de Gaia. Cerca del puente hay algunos bares/pub con terracita, nosotros cenamos ahí en uno llamado Col food & drink (Avenida Vimara Peres, 56 – unos 15€/pax), lugar de tapas y tostas, donde nos comimos una tapa típica de bacalao y un par de tapas más muy ricas.

Al día siguiente nos fuimos a nuestro free tour contratado, que nos explicó un poco de la historia de Oporto, nos enseñó el Jardim da Cordoaria, la liberia Lello (R. das Carmelitas 144), famosa por su escalera de la película de Harry Potter (aquí el guía nos contó que J. K. Rowling estuvo viviendo un tiempo en Oporto y, de ahí, que eligiera esta librería como escenario para alguna imagen de sus libros. Yo no soy fan de esta saga, así que no os lo puedo confirmar). Desde ahí pasamos por el Palacio de Justicia (R. Campo dos Mártires da Pátria 4099) y lo que, ahora, es el Centro Portugués de Fotografía, pero que es la antigua cárcel de la ciudad (Campo Mártires da Pátria S/N). Bajando por Rua Sao Bento da Vitoria, llegamos a uno de los miradores dónde podemos contemplar la Ribeira de Oporto y, al otro lado del rio, Vila Nova de Gaia. Este mirador está justo a espaldas de la Iglesia Parroquial de Nossa Senhora da Vitória. Desde aquí, por las escaleras Da Vitoria, bajamos hacia el Jardim do Infante Dom Henrique, dónde podemos observar el Palácio da Bolsa y el Mercado Ferreira Borges (R. da Bolsa 19).

Nosotros en este punto perdimos al guía del free tour y, puesto que no nos íbamos a quedar sin disfrutar la ciudad y se aproximaba la hora de comer, vimos en la Rua do Infante Dom Henrique un punto de venta de tickets para los autobuses turísticos Yellow Bus y contratamos la ruta para ese día. Con el bus, haciendo el circuito de Porto Historico, nos fuimos a Vila Nova de Gaia, exactamente a probar la cata de vinos que nos regalaban con los tickets en las bodegas Espaço PortoCruz (Largo Miguel Bombarda 23). Las bodegas muy chulas, pero el vino… para mi gusto deja que desear (aunque eso es cuestión de gustos).

Aquí, en la ribera de Vila Nova de Gaia, comimos en un sitio muy chulo llamado Bacalhoeiro (Av. Diogo Leite, 74), restaurante de cocina tradicional portuguesa con especialidad en el bacalao, dónde comimos bien y rico por unos 20€/persona. Después de comer, para bajar la comida, nos fuimos dando un paseo por uno de los callejones que salen detrás de la ribera y que suben hacia las distintas bodegas. No os puedo decir exactamente por donde fuimos porque nos perdimos, sólo que fuimos dirección Rua do Choupelo, y que por el camino además de bajar bien la comida (pues las cuestas… cuestan mucho), nos perdimos por un entresijo de calles maravilloso dónde se encuentran todas las bodegas de Oporto, como Offley o Taylor’s Port.

Finalmente, terminamos la ruta en el bus turístico y paramos en la Avenida Dos Aliados, dónde está el Ayuntamiento de la ciudad, para terminar cenando en un lugar al lado del hotel llamado Restaurante Ginjal (R. do Bonjardim 726), donde cenamos muy bien, el personal era muy amable, la comida riquísima y un precio de unos 10€/persona.

Camino a Lisboa

Al día siguiente cogimos el coche dirección a Lisboa. Nuestra intención era no llegar muy tarde a Lisboa, pero hacer alguna paradita por el camino, como por ejemplo hacer parada en la playa si nos hacía buen tiempo. Como el tiempo no acompañaba, paramos en Figueira da Foz, vimos el mar, nos tomamos una cerveza tranquilamente, y volvimos a emprender nuestro viaje. Continuamos hacía Óbidos y, como ya era la hora de la comida, decidimos parar a comer y visitar este pueblo con tanto encanto. Óbidos es un típico pueblo medieval, muy conservado, y en el cual es una delicia caminar por sus callejones empedrados. Hay varios parkings para dejar el coche, uno enorme justo al lado del acueducto, y el paseo andando se hace muy fácilmente. Nosotros comimos en un lugar muy típico medieval, a la entrada, llamada Taberna Pasto da Vila (R. da Porta da Vila), donde comimos un menú un tanto excaso, bueno, por unos 10€/persona. Sinceramente, creo que hay mejores sitios y no fue una elección muy acertada por nuestra parte. Desde ahí, por la Rua Porta da Vila, fuimos subiendo hacia el Castelo de Óbidos y, de camino, además del encanto de sus calles, encontramos la Puerta de la Villa, principal puerta de acceso decorada toda con azulejo azul. La entrada al recinto del castillo cuesta unos 7€/persona, si no recuerdo mal, y cuando nosotros fuimos había una feria medieval por lo que no era posible entrar. Sin embargo, sólo subir y contemplar las vistas desde la muralla ya merece la pena.

LISBOA

Desde Óbidos fuimos rumbo a Lisboa, llegando sobre las 18h a nuestro hotel. En este caso nos alojamos en Residencial Florescente (Rua Portas de Santo Antão, 99), al lado del parking Do Restauradores, donde dejamos el coche. En este caso, el hotel tenía reservadas algunas plazas en el parking (para sus huéspedes) y, aunque en teoría no quedaban plazas libres de las del hotel, nos cobraron la tarifa normal como si las hubiera reservándolo antes desde España y comentándolo nuevamente a nuestra llegada al hotel.

Lo mejor de Lisboa fue su ubicación, pues teníamos un montón de restaurantes cerca y dos zonas muy céntricas como son Restauradores y Rossio. Esa primera noche, tras un paseo de «reconocimiento» de la ciudad, cenamos al lado del hotel en un bar llamado Santiago Cervecería (Rua do Jardim do Regedor, 37), dónde comimos rico, aunque normalito, con una atención estupenda y un precio aproximado de 15€/persona.

Aquí también habíamos visto el free tour de Sandemans pero, viendo la cantidad de cuestas que tiene la ciudad y para evitar perder al guía como nos pasó en Oporto, al día siguiente decidimos ir directamente a coger un tour en bus, esta vez con la compañía Gray Line – Hop on Hop off, que contratamos en un punto de venta en la Praça da Figueira. Cogimos dos rutas, la que iba hacia el Castelo de San Jorge y todo el recinto histórico de la ciudad, y la que iba hacia la torre de Belem. Así, lo primero que hicimos fue subir hacia el Castillo y visitarlo por dentro.

El Castelo de San Jorge es uno de los sitios más bonitos de Lisboa, tanto por su historia, como por su conservación y las alucinantes vistas que podemos ver desde su muralla. La entrada general cuesta unos 8,50€, siendo gratis para niños menores de 12 años y reducida para niños mayores, discapacitados y mayores de 65 años.  Tras ver el castillo, continuamos la ruta del autobus hacia la zona de la Alfama, la Praça do Comércio y el Bairro Alto. Comimos en un lugar llamado Solar do bacalhau (Rua Jardim do Regedor 16 e 30), donde la comida estaba muy rica, sobretodo el cerdo y la ternera, y nos costó unos 11€/persona. Desde aquí, partimos otra vez a coger nuestro bus dirección la Torre de Belem.

Cogimos la otra línea de bus en Restauradores, cerca de la Avenida da Liberdade y del kiosko Gray Line (Av. da Liberdade), que tengo que nombrarlo porque el kioskero se portó tan bien con nosotros que le prometí informar a todo el mundo que se pueden comprar los tickets para el bus turístico en su kiosko. Así fuimos hacia la Torre de Belém, antigua fortaleza militar construida para proteger la ciudad a su entrada por el Tajo. Desde allí, tenemos muy cerca otros dos sitios que no podemos no visitar (aunque sea verlos desde fuera): El Monasterio de los Jerónimos (Praça do Império 1400-206) y el Monumento a los descubrimientos (Av. Brasília) que conmemora los 500 años de la muerte de Enrique el Navegante. En ambos monumentos se puede entrar a visitarlos, al igual que a la torre de Belém, aunque esa elección ya depende del tiempo que tengáis y queráis dedicar.

Una vez de vuelta a la Praça do Restauradores, nos dimos un paseo bajando por la Rua da Prata hacia la Praça do Comercio, plaza más importante de Lisboa, centro neurológico de la ciudad y que fue, históricamente, la puerta de entrada a Lisboa de los barcos mercantes desde el Tajo. Caminando por la Rua da Prata podemos ver numerosas tiendas, bares, etc., y, a un lado, el Elevador de Santa Justa, elevador construido en hierro que conecta los barrios de Baixa y Chiado. Llegados a la zona del hotel, comimos por allí en un lugar llamado Destino o algo así (R. do Jardim do Regedor 30), dónde la comida no estaba mal aunque tampoco era estupenda, y los postres fueron horribles (unos 13€/persona).

SINTRA

Al día siguiente, antes de emprender nuestra vuelta a España, decidimos ir a visitar el Palacio da Pena de Sintra. Nos levantamos muy temprano, para que nos diera tiempo al menos a ver algo del palacio, pero aún así se nos quedó corto el día… Sintra es para ir en tren o autobús desde Lisboa (hay ORA para el coche en todo el pueblo, y máximo creo que se puede pagar 2 horas o algo así) y hacer una excursión de todo el día, sin prisa. No obstante, nosotros fuimos por la mañana y cogimos el autobus 434 para subir al castillo (cuesta unos 7€/persona), que es un autobus Hop on – Hop off por lo que, con más tiempo, nos permite conocer toda la ciudad de Sintra. Una vez en el Palacio, podemos elegir entradas para visitar el parque (cuya entrada general son 7,5 €, pero hay reducida para niños y super reducida para personas con discapacidad) o entradas para visitar el parque + el castillo (aquí la entrada general es de 14,5 €). También hay autobuses para subir hacia el palacio, bajar, etc., nosotros como no íbamos con mucho tiempo simplemente cogimos la entrada del parque, para poder ver el palacio por fuera, y fuimos caminando perdiéndonos un poco en el maravilloso parque. Aunque si recomiendo coger la entrada al palacio, y es una visita que a mí se me ha quedado pendiente, también recomiendo subir y bajar andando mientras os adentráis en los numerosos entresijos que hay en ese maravilloso y frondoso parque.

En definitiva, hay muchísimo por ver y todo depende del tiempo que tengamos y queramos dedicar a cada cosa. Espero que al menos, estas pequeñas notas, os ayuden a un próximo viaje por la zona.

A mí, por lo pronto, me falta alguna que otra visita a Oporto, que me encantó, y alguna ruta desde Lisboa a Sintra, Estoril, Cascais, etc., y mil sitios más que seguro que ahora no se me ocurren. Al fin y al cabo, como escuché decir por allí, parece que Portugal es el hermano siamés de España: Como estamos de espaldas, apenas lo conocemos y tenemos muchísimo por descubrir.