ROMA

Hace unos 20 años conocí por primera vez Roma, en un viaje de fin de estudios, junto con numerosas ciudades italianas como Pisa, Milán o Venecia. A pesar de que hiciera tanto tiempo, guardaba aún muchísimos recuerdos de Roma, quizá porque pasamos más días en esta ciudad, quizá porque me impactó más…

El año pasado conocí a un auténtico romano por lo que, aprovechando poder ir a verle, he vuelto a Roma 20 años después. Y nuevamente me ha encantado, quizá porque esta vez llevaba un guía de ensueño, un auténtico privilegio, o quizá porque sigue siendo la misma ciudad llena de cultura y encanto. Y calor… mucho calor.

Nosotros fuimos cuatro días en julio (de ahí tanto calor), volamos con Ryanair a Ciampino y cogimos un apartamento con booking cerquita del Colosseo. Desde Ciampino, aunque nosotros no lo utilizamos, hay varias opciones para ir desde el aeropuerto a la ciudad, siendo la mejor el bus. No obstante, os copio un enlace dónde especifica todas las opciones y sus precios: https://www.audioguiaroma.com/aeropuerto-ciampino-roma.php. Respecto al apartamento que cogimos en booking, se llama «House Colosseo», tiene 3 habitaciones dobles y esta muy bien ubicado, lo único que es un cuarto piso sin ascensor, pero por lo demás… perfecto.

El primer día pasamos la mañana por un barrio para mí totalmente desconocido, el EUR, que le debe su nombre a Esposizione Universale Roma, y es que fue un barrio planificado por Mussolini con motivo de la Exposición Universal que debería haberse celebrado en la Capital para celebrar el vigésimo aniversario de la “Marcha Fascista en Roma”. Sin embargo, gracias a la derrota de las tropas fascistas tras la 2ª guerra mundial, los edificios fueron destinados a oficinas y edificios gubernamentales, además de ser un barrio muy popular para vivir. Aunque la peculiar arquitectura de todo el barrio está inspirada en la ideología fascista, el edificio símbolo de este modelo arquitectónico es el llamado Coliseo Cuadrado (Quadrato della Concordia, 3), apodo que se le da al “Palazzo della Civiltà italiana” (o Palazzo della Civiltà del Lavoro). También encontramos en este barrio el Parco centrale del Lago, parque enorme con un lago donde se puede ver niños practicar actividades acuáticas, y dónde se encuentran unas cascadas impresionantes para ver: Giardino delle Cascate (Passeggiata del Giappone).

Una vez ya llegados a nuestro apartamento, comimos en Ai Tre Scalini (Via Panisperna, 251), sitio pequeño pero con un personal muy atento y cuya comida estaba deliciosa. Además, en este sitio tenían cerveza Menabrea, una cerveza muy rica y más difícil de ver que la Moretti o la Peroni. Desde aquí, para pasar la tarde, nos acercamos a ver el Colosseo, el Fori Imperiali, la Piazza Venezia, centro neurológico de la ciudad dónde encontramos el famoso Vittoriano, edificio en honor al primer rey de la Italia unificada, y que alberga una tumba al soldado desconocido. Merece la pena entrar e intentar subir hasta arriba del edificio para contemplar toda la Piazza Venezia. Además, esta plaza la cierra el Palazzo de Venezia y la Basilica di San Marco Evangelista.

Desde Piazza Venezia bajamos por Via del Corso, una de las calles más comerciales y concurridas de Roma. A mano derecha, mientras bajamos, podemos desviarnos hacia la famosísima Fontana di Trevi (Piazza di Trevi), dónde por lo que pude comprobar ya no es tan fácil tirar una moneda y pedir un deseo, tal vez porque está llena de gente y policías vigilando a su alrededor. Desde aquí, por la Via della Stamperia, podemos llegar hasta la también archiconocida Piazza de Spagna. En Piazza de Spagna subimos por la scalinata di Trinità dei Monti y tomamos la calle del mismo nombre para adentrarnos en los jardines y llegar hasta la Terraza del Pincio, uno de los miradores desde dónde podemos vislumbrar toda la Piazza del Popolo y el famoso Pincio que corona dicha plaza. En este recorrido, no nos podemos perder la Iglesia de María del Pozzo (Largo Chigi) o la Iglesia de St. Ignacio de Loyola (Via del Caravita, 8a). Para terminar nuestro recorrido, acabamos cenando en Vinando (Piazza Margana 23), comida típica italiana y muy rica, cuyo menú ronda los 20-30€.

Al día siguiente, comenzamos tempranito con un delicioso desayuno en Magasin (Via Dei Serpenti, 108), un buen dulce casero y un café excelente para empezar el día con alegría. De aquí nos fuimos a la cola del Colosseo (Piazza del Colosseo, 1), para poder verlo por dentro. Las colas son interminables, pero si tenéis claro que queréis ver su interior os aconsejo hacer la reserva por internet antes de salir de España, y allí la cola «especial» para las entradas ya reservadas es mucho más corta y fácil de hacer. La entrada general es del Colosseo + Los foros y cuesta unos 12 euros. Otra opción de visita para este día era el Circo Massimo (Via del Circo Massimo), sin embargo justo el fin de semana que fuimos había concierto de Laura Pausini en el Circo Massimo por lo que era imposible entrar a verlo.

Desde allí, rodeando por fuera el Circo Massimo, encontramos la Bocca della Verità (Piazza della Bocca della Verità, 18), emblema romano que representa la justicia según las multitudes de leyendas que se cuentan sobre ella. La leyenda más conocida dice algo así como que un hombre llevó a su mujer a la boca de la verdad para cerciorarse que ésta no le engañaba, pero ella antes de meter la mano en la boca (y quedarse sin mano) finjió un desmayo y la socorrió un caballero que pasaba por allí, y que no era otro que su amante.

En un pequeño paseo, subimos hasta el Monte Aventino, una de las siete colinas que formaron la Roma antigua y desde dónde podemos encontrar unas vistas espectaculares del barrio del Trastévere, la basílica de San Pedro o el Vittoriano, desde el mirador llamado El Jardin de los Naranjos. En el portón de entrada a la finca del Priorato de Malta hay una cerradura, a través de la cual se divisa la cúpula de San Pedro, al fondo de un corredor de setos. Tampoco tiene desperdicio entrar a ver la Basilica di Santa Sabina all’Aventino.

Cogiendo el metro en Circo Massimo fuimos a comer a Eataly (Piazzale XII Ottobre 1492, Metro B – Fermata Piramide), centro comercial con productos y restaurantes típicos italianos donde, además de poder degustar un buen plato de pasta, pizza o carne auténticamente italiano, podemos comprar pasta y condimentos auténticos. Hay varios restaurantes, la comida es buenísima en cualquiera de ellos y el precio suele rondar los 15€. A unos 5 min a pie de Eataly, encontramos uno de los locales de la Gelateria La Romana (Via Ostiense, 48), dónde podéis degustar unos helados maravillosos.

Dando un largo paseo, recorremos un poco Roma hasta llegar a la Piazza Campo de’Fiori, muy cerquita del Pantheon (Piazza della Rotonda). El Pantheon es sin duda una de las obras arquitectónicas mejor conservadas de la historia de Italia, de la que llama la atención su historia y su arquitectura, siendo especialmente sorprendente el centro de la cúpula, abierto, por donde entra la luz natural que alumbra todo el interior. A 5 min andando, tenemos otro de los símbolos de esta ciudad: la Piazza Navona. En esta plaza, de elegantes dimensiones y repleta de terrazas, nos encontramos en el centro con la Fontana dei Fiumi (o Fuente de los cuatro rios), en la cuál existen cuatro figuras que representan los cuatro rios de los continentes conocidos entonces (el Nilo, el Danubio, el Ganges y el Rio de la Plata). Existe una leyenda que dice que el papa Inocencio X iba a encargar esta fuente a Borromini, pero finalmente se la encargó a Bernini, y fruto de la enorme competitividad que existía entre ambos escultores, Nilo tiene los ojos vendados para no ver la iglesia de Santa Inés, y Rio de la Plata parece protegerse de su derrumbamiento. Sea como fuera, la fuente es majestuosa y en ella podemos contemplar, además, numerosas esculturas de animales confundidas entre su piedra.

Para terminar este segundo día, cruzamos el río al barrio del Trastevere, donde encontramos la Piazza Trilussa, una de las plazas con más ambiente de esta ciudad y que se puede considerar el comienzo de este animado barrio. El barrio, famoso por albergar la Basílica di Santa Maria in Trastevere, en verano es uno de los barrios más animados para cenar y tomar algo. Aquí recomiendo encarecidamente la Enoteca Trastevere (Via della Lungaretta 86, unos 20€/persona), donde cené probablemente el mejor plato de tonnarelli que he probado en mi vida. De este barrio también mencionar un par de sitios, la Baccanale (Via della Lungaretta, 81) para tomar un aperitivo típico romano (normalmente Aperol o Campari); y el restaurante Tonnarello (Via della Paglia, 1-2-3), más turístico pero con precios asequibles y buena comida.

Y para acabar nuestra excursión romana, nos faltan dos de los sitios más famosos de Roma. Uno de ellos es la Ciudad del Vaticano y, por tanto, los museos vaticanos y la Basilica di San Pietro. Como ocurría en el Colosseo, para entrar en los museos vaticanos la cola es enorme, salvo que tengas alguna discapacidad, estés embarazada, vayas con grupo organizado o tengas la reserva hecha con antelación por Internet, para lo cual hay una fila mucho más corta donde puedes entrar sin problema. La entrada normal a los museos son 17€ y podéis ver las distintas galerías que componen los museos vaticanos incluyendo, por supuesto, la Cappela Sistina. En la Capilla Sixtina veréis que tampoco podéis entreteneros mucho, pues unos vigilantes se encargan de ir «haciendo hueco» para que pueda ir entrando todo el mundo pero, aún así, merece la pena visitarla. Posteriormente podéis entrar en la Basilica di San Pietro, dónde la entrada es gratuita y mucho más amena (salvo si queréis subir a la cúpula, que entonces el precio ronda los 8€ para el ascensor y 6€ para subir andando). Las vistas desde lo alto de la cúpula son las típicas vistas de postal del Vaticano, ni más ni menos, por lo que no nos sorprenderá demasiado pero podremos hacer alguna foto bonita. El interior de la basílica es espectacular, y merece la pena verlo sin duda alguna. Es importante comentar que, como esta vez fui en verano (pantalón corto) no pude entrar a ver la basílica, puesto que la normativa de vestimenta del templo es muy estricta: nada de tirantes ni hombros descubiertos, pantalones y vestidos largos o por debajo de la rodilla y, por supuesto, nada de escotes (avisados estáis). Si vais un domingo a eso de las 12 de la mañana es posible que veáis la plaza a rebosar y es que, normalmente, a esa hora los domingos sale el Papa por el balcón de las dependencias papales a dar la misa.

Y salimos de este pequeño país que se encuentra dentro de la maravillosa Roma por la Via della Conciliazione para llegar, en no más de 10 minutos, al último imprescindible: El Castel de S. Angelo (Lungotevere Castello, 50). Construido como mausoleo del emperador Adriano y su familia, finalmente acabó siendo una fortaleza militar coronada por el arcángel San Miguel, además de ser una de las imágenes más destacadas de esta ciudad en el libro, posteriormente llevado al cine, de Ángeles y Demonios de Dan Brown. La realidad es que yo no he entrado al castillo en ninguna de mis visitas y, por lo que me han comentado, lejos de las vistas que podamos encontrar desde la terraza, lo demás no merece demasiado la pena y la entrada ronda los 10€.

Para terminar, podemos ir a comer a uno de los mejores sitios que nos enseñó nuestro anfitrión, un poco alejado de la ciudad pero con una comida increíblemente buena: La Tavernaccia (Via Giovanni da Castel Bolognese 63), con auténtica comida italiana y un trato excepcional. Yo tomé carne de cerdo en un plato típico romano y, sin lugar a duda, me encantó.

Y aunque estoy segura que se me olvidan mil sitios imprescindibles… como siempre digo, en cada visita, cada uno, deberá ir descubriendo aquéllo que más le impacte. Para mí, como bien se suele decir, Roma siempre será la ciudad eterna y es que, a pesar de los 20 años que llevaba sin ir, realmente he reencontrado la misma Roma que conocí, sólo que esta vez con un encanto especial.

Gracias a Gianluca, nuestro amigo romano y guía, por su recibimiento y sus recomendaciones.